Dibujando el mundo con Alicia Aradilla

ENTREVISTA

Pregunta: Elena Ortega | Responde: Alicia Aradilla

Impregnando en sus cuadernos la esencia de Tailandia. © Alicia Aradilla

Alicia Aradilla nació en Badajoz hace 30 años y vivió hasta los 18 en Fregenal de la Sierra, una localidad de la provincia pacense. Aunque empezó a cursar la carrera de Medicina en la Universidad de Extremadura, enseguida se dio cuenta de que debía seguir su vocación, así que se trasladó a Madrid para estudiar Bellas Artes y Diseño Gráfico.

Hace dos años tomó la decisión de coger una excedencia en Samsung, la empresa para la que trabajaba como ilustradora y diseñadora, y cumplió un sueño: viajar por el mundo y plasmarlo con sus acuarelas.

¿Cuándo empezaste a dibujar? ¿Alguien te inspiró?

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En mi caso siempre me recuerdo con el lápiz en la mano, hay fotos mías con un año que lo demuestran (risas)

Mi madre pintaba al óleo por hobby y a mí me apasionaba ver cómo sus cuadros, paisajes en su mayoría, cobraban vida. Fue ella quien me inspiró y me ayudó a dar los primeros pasos en la pintura.

¿Y a viajar?

Empecé a viajar con 17 años. Recuerdo aquella primera vez, me fui sola a un curso de idiomas a Reino Unido durante 15 días. Fue toda una experiencia, en parte porque era casi la primera vez que salía fuera del pueblo. A partir de ese momento decidí que quería seguir experimentando aquella sensación de vértigo y visitar nuevos lugares. Luego llegó la universidad donde conocí a mi actual pareja, Sergio, si a mí me gustaba viajar a él le APASIONABA. Me contó que tenía la idea en mente de dar la vuelta al mundo antes de los 30. Como habrás podido deducir acabé sumándome a aquella idea…

Anteriormente ya habías creado junto a tu pareja, el periodista Sergio Alonso, una guía para jóvenes emancipados en Home Sapiens que fue Premio Bitácoras. También publicasteis la versión en papel Guía Ilustrada para Emancipados. ¿Fue vuestro primer proyecto? ¿Cómo surgió la idea?

Sergio y yo no nos podemos estar quietos. Nos encanta pensar nuevas ideas fuera de nuestros trabajos y crear proyectos en común donde dar rienda suelta a nuestra imaginación. Home Sapiens surgió cuando nos fuimos a vivir juntos. Por aquel entonces había blogs con consejos para casi todo (moda, salud, maternidad, deportes, manualidades,…) pero nadie había pensado en una bitácora que ayudara a los jóvenes en una de sus aventuras más importantes, la de la emancipación. Así nació Home Sapiens donde con mucho humor y diseño abordamos todos esos temas. Poco después publicamos el libro y más tarde acabaría evolucionando y convirtiéndose en lo que es en la actualidad: un blog de viajes.

Sergio, el novio de Alicia, aprovecha para hacer fotografías mientras ella dibuja. © Alicia Aradilla

A este proyecto le siguió un viaje de 372 días en el que compartíais vuestras vivencias en el blog. Es muy bonito ver como una pareja desarrolla ideas juntos y las mantiene vivas. ¿Qué os impulsó a dejarlo todo y dedicaros a viajar? ¿Ya tenías en mente viajar dibujando o fueron los destinos los que te inspiraron para sacar la libreta y llenarla de color?

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Como te comentaba, era Sergio quien tenía la idea de pasar un año entero viajando mucho antes de conocerme. Al principio, mientras ahorrábamos viajábamos como todo el mundo, durante las vacaciones que teníamos en el trabajo. Fue ahí cuando empecé con los cuadernos, me llevaba una pequeña libreta y con un bolígrafo apuntaba a modo de diario todo lo que iba descubriendo. Añadía de vez en cuando algún dibujo pero nada del otro mundo. Poco a poco esos dibujos fueron tomando protagonismo hasta que me lancé con la acuarela. No te miento, los comienzos fueron complicados, pero es verdad que la práctica, la inspiración de artistas como Delacroix y el apoyo de mi pareja hicieron que no me rindiera y siguiera adelante con esta nueva técnica.

A pesar de tener esa idea en la cabeza ‘dejarlo todo’ no es algo fácil. Cada año que pasaba nuestros puestos de trabajo iban mejorando, nos sentíamos satisfechos con lo que habíamos conseguido hasta el momento, nuestra casa, los amigos, la familia… Fue por eso que le pusimos fecha a ese sueño, compramos los billetes de avión y decidimos ser valientes. Hemos encontrado a muchos viajeros por el camino que viajaban para ‘huir’ de una vida que no les llenaba. Desde luego ese no era nuestro caso. Nosotros viajábamos porque queríamos seguir conociendo, queríamos salir de nuestra zona de confort y llevarnos en la mochila la experiencia de nuestras vidas.

Emprendisteis el viaje en junio de 2017. ¿Cuál fue el lugar que más te gustó dibujar? ¿Y el que te resultó más complicado?

Es complicado decidirse por uno sólo, porque cada país tiene un encanto especial y a veces la visión que nos llevamos del mismo depende mucho de la experiencia personal vivida en él, de la gente que conociste, de las anécdotas que te pasaron… Y todo eso se refleja en cada dibujo. Es verdad que hubo momentos complicados. En Varanasi (India) estuve casi un mes enferma y eso unido al intenso calor, hacía que dibujar fuera una tarea complicada.

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Plasmando los paisajes desérticos de Kalut (Irán), el primer país de su ruta. © Alicia Aradilla

Un viaje de un año da para muchas experiencias y viajar en el mítico Transiberiano debió ser una de ellas. ¿Hay alguna especial que te guste recordar? ¿Pudiste dibujar mucho desde el tren?

Nos pareció muy auténtica la experiencia de viajar en el Transiberiano, no sabemos si siempre es así, pero estuvimos todo el tiempo con gente local y eso le dio mucho encanto. Recuerdo las mañanas en las que Sergio iba a la típica (y mítica) máquina de agua caliente del tren y desayunábamos viendo pasar fantásticos paisajes por la ventana.

Dibujé en el tren pero no era nada fácil, se movía muchísimo y tenía que aprovechar las paradas para hacer las líneas rectas. En una ocasión nos tocó con una madre y su hijo en el mismo compartimento y aunque no hablaba inglés (y nosotros no hablamos ruso) entablamos amistad con ellos. Le dejé las acuarelas al pequeño y acabamos pasando el tiempo pintando juntos.

Tus acuarelas han hipnotizado a miles de personas de todo el mundo a través de las redes sociales y seguro que también lo han hecho con las personas con las que te has cruzado en tus viajes. ¿Tienes alguna anécdota reseñable que te haya sucedido mientras dibujas?

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¿Una anécdota? ¡Cientos! Cada vez que sacaba el cuaderno era toda una aventura. Nunca sabías qué iba a pasar. Dependiendo del país la gente actuaba de una manera u otra, siempre amables y con una sonrisa. Por ejemplo en China la situación llegó a ser un poco agobiante en algunos momentos. Recuerdo que me senté a dibujar en Xian, frente a la Gran Pagoda del Ganso, y a los pocos minutos de sacar las acuarelas, empezó la gente a concentrarse alrededor y a hacer fotos. Aquello se nos fue de las manos y llegó un punto en el que ya no podía ver lo que dibujaba. En ese momento vino un policía. Pensé que disolvería la multitud, pero en vez de eso me arrancó el cuaderno de las manos y se puso a hacerle fotos con su móvil. Después me lo devolvió y me dejó de nuevo con el resto de la gente. Desde luego que en situaciones así cuesta concentrarse, pero quien dibuja en la calle sabe que esto puede pasar. Lo bueno del urban sketch es que te ayuda a romper el hielo con la gente y a conocer verdaderamente cómo es un país. A mí me gusta mucho más dibujar en la calle que en el estudio, porque me apasiona convertir cada dibujo en una nueva experiencia, en un recuerdo que se quedará plasmado en el papel a lo largo del tiempo.

Otra anécdota sucedió en Irán, pintaba en la plaza de Yazd y se acercó un hombre que me vio dibujar. No hablaba inglés, pero con gestos nos quería invitar a tomar el té en su casa. Cuando fuimos vimos que era una inmensa tienda de alfombras y pensamos que nos quería vender sus productos, pero al poco nos dimos cuenta de que estábamos completamente equivocados. Sólo quería conocernos, ver los dibujos y que le contáramos nuestra historia. Está claro que las acuarelas han hecho de este viaje una experiencia única. 

Dibujar en China es toda una odisea (Templo del Cielo, Pekín). © Alicia Aradilla

El mundo de un artista suele ser poco reconocido. ¿Sientes que tu gran viaje te ha ayudado a darte a conocer o ha sido a tu regreso cuando has sentido que tus trabajos eran más valorados?

Sin duda el viaje ha sido una manera de dar a conocer mi trabajo, pero no fue el motivo por el que lo hice. Era un sueño que queríamos cumplir y lo demás vino después. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida donde he aprendido muchísimo, no sólo sobre los países que he visitado, sino también sobre mí misma. Ha merecido mucho la pena y sin duda lo volvería a hacer. De hecho no descartamos repetir algo así en el futuro.

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En tu mochila de viaje no faltan libretas, pinceles y acuarelas. ¿Hay alguna otra cosa imprescindible que llevas siempre contigo?

¿El pasaporte? (risas). Pues no puede faltar agua, sin agua no sería posible ni vivir ni pintar. También fue muy útil el soporte handmade que construí antes de empezar el viaje. Gracias a él puedo pintar en cualquier sitio, de pie o sentada. El móvil es otro imprescindible, a pesar de llevar el cuaderno no puedo renunciar a la tecnología: mapas, cámara de fotos, estar en contacto con la familia y amigos… Viajar con el teléfono hace que todo sea mucho más fácil.

Ahora te dedicas a impartir cursos y a tu tienda online, de la que nos llevaremos un cuadro seguro. ¿Ha sido difícil adaptarse de nuevo a una rutina, a la vida de Madrid?

Adaptarse a la rutina fue complicado pero no he dejado de viajar. Aunque ahora podemos pasar más tiempo en casa, por trabajo o por placer seguimos estando en ruta.  Inglaterra, Países Bajos, Marruecos y Grecia son algunos de nuestros próximos destinos.

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Muchos hemos soñado con perseguir nuestros sueños viajeros y dejarlo todo, pero a la hora de hacerlo no resulta tan fácil. ¿Echas de menos algo de tu vida como diseñadora gráfica trabajando para grandes empresas? ¿Qué aconsejarías para aquellos que no se atreven a dar el paso?

Llegar hasta aquí no ha sido fácil. Fueron muchas horas de trabajo y decisiones difíciles que sin duda han merecido la pena. El paso a veces llega antes y otras después. Lo importante es saber y tener claro que cuando llegue ese momento, estarás dispuesto a darlo.

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