Un incentivo más para visitar Egipto: el santuario central de Amón Ra, en el Templo de Hatshepsut, abre al público después de haberse realizado unas obras de rehabilitación llevadas a cabo por un equipo de arqueólogos polacos, que llevan trabajando en la restauración desde 1961. En 2015 los turistas ya podían visitar el santuario de Anubis y la zona del templo solar. Estamos ante la obra cumbre de la reina-faraón de Egipto del mismo nombre y situado en la tercera terraza del Templo.
La reina-faraón Hatshepsut escogió el paraje de Deir el-Bahari para la construcción de un templo emblemático en la cultura egipcia y en la propia trayectoria de esta singular «reina-faraón» en un mundo de hombres donde ostentar el máximo título de poder suponía luchar con una tradición que, hasta entonces, sólo habían podido romper dos reinas.
El templo fue construido bajo la dirección del arquitecto Senenmut, amante de la reina. En las paredes del templo se puede contemplar un guiño a su historia de amor reflejado con la figura de la reina y de Senenmut mostrando una actitud que deja entrever su clandestina y prohibida relación amorosa.
Hatshepsut gozó de una gran diplomacia para superar las dificultades impuestas por el cargo al que accedió y durante su mandato Egipto disfrutó de una época de prosperidad y paz que duró los veintidós años que permaneció en el trono.
La reina- faraón quiso fundar una dinastía de mujeres faraones y pretendía que su reinado lo continuara su hija Neferura, a la que nombró heredera. Sin embargo, ésta murió prematuramente y la ilusión de la reina no se pudo llevar a cabo.
Finalmente, Hatshepsut murió en Tebas sola y abandonada, ya que sus allegados habían fallecido con anterioridad.
Otmosis III accedió al trono y trató de borrar la huella de esta mujer pionera, a la que finalmente los investigadores han hecho justicia sacando a la luz una época, en la que se construyeron algunos de los monumentos más visitados hoy día por los turistas, como la Capilla Roja del templo de Amón en Karnak o los obeliscos más grandes que se habían erigido en Egipto hasta entonces y que la reina mandó decorar con una aleación de plata y oro. También se repararon los daños sufridos en las guerras en las que Egipto se había visto involucrado con anterioridad.
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