Youaltepuztli se convirtió, probablemente, en el fantasma más temido y conocido por los soldados españoles durante la invasión de México. Mientras que las tropas españolas contaban con una destacada superioridad gracias a sus armas, sus «casas flotantes» (barcos) y los caballos – desconocidos por los mexicanos; los meshicas recurrían a todo lo que tenían a su alcance para repeler el avance de los «hombres barbudos».
Las piedras y las flechas no eran armas suficientes para luchar contra los españoles. La superioridad numérica de los soldados mexicanos tampoco ayudaba en la lucha contra los conquistadores que portaban unos «palos que escupían fuego».
Por eso, usaban todo lo que tenían a su alcance para expulsar a los invasores de sus tierras. Chamanes y brujos empezaron a recurrir al mundo de los espíritus para invocar tormentos contra los españoles, esos hombres con largas barbas que aparecieron por sorpresa en sus tierras y que no se marchaban aunque el mismísimo Hernán Cortés hubiera prometido, en varias ocasiones, que lo harían. No había oro suficiente para calmar las ansias de este enemigo que decía representar a un rey lejano.
El espíritu temido por los conquistadores era el «Hacha Nocturna«, o Youaltepuztli. El espectro protagonista de la historia no tenía cabeza, pero ésta no era su particularidad más terrorífica. Lo más aterrador de Youaltepuztli era su pecho desgarrado y abierto por la mitad. Justo debajo de los hombros, el Hacha Nocturna tenía una especie de apertura que se abría y cerraba, dejando mostrar sus entrañas y un corazón en estado de putrefacción. El ruido que provocaba su pecho abriéndose y cerrándose se asimilaba al de un hacha talando un árbol en el bosque, de ahí el origen de su nombre.
Esta fue la descripción del Hacha Nocturna reflejada por el soldado y cronista español Bernal Díaz del Castillo, uno de los primeros en escribir esta leyenda que data alrededor del año 1520 y que dejó retratada en el manuscrito de la «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España«.
Los mexicanos de la antigua ciudad de México Tenochtitlán bien conocían a esta criatura, que esperaba a que todos durmieran en la ciudad para avisar de su aparición a través del escalofriante ruido de su pecho en movimiento. Los temerosos o los que acababan pasando noches castigados en los bosques salían corriendo para alejarse lo más posible en cuanto comenzaban a escuchar el sonido. Pero había una manera de superar a este fantasma: enfrentándose a él directamente. Si alguien lograba meter la mano dentro de sus entrañas y arrancarle el corazón, podría pedirle cualquier favor para obtener riquezas o victorias en la guerra. Aquel que se topara con el espíritu descabezado y no se enfrentara a él, sufriría grandes desgracias.
Está claro que los españoles no conocían nada acerca de este fantasma y mucho menos que existiera la posibilidad de vencerle. La reacción más frecuente de los españoles al toparse con el Hacha Nocturna era «desmayarse» o «caer de rodillas en el suelo» con los rostros desencajados. Y esta parte de la historia, una vez más, es narrada por españoles, por lo que hay poco margen para pensar que fuera una estrategia de los aztecas para humillar a los conquistadores. Algún que otro soldado incluso se atrevía a dispararle con «sus palos de fuego», sin obtener el resultado alguno. Así lo recogía Bernal Díaz del Castillo, que se convirtió en cronista de la expansión española por el territorio de las Américas.
¿Dónde está ahora el Hacha Nocturna?
El paso del tiempo no ha acabado con la leyenda del fantasma descabezado, Youaltepuztli.
Han transcurrido 500 años desde que empezó a escribirse sobre este fantasma que, a día de hoy, seguiría atormentando a las personas que se crucen con él. Se dice que todavía es posible verle caminar por El Valle de México. Se convierte, así, en uno de los fantasmas más longevos de la historia mesoamericana.
Subscríbete al Newsletter de LyxPlanet para recibir, semanalmente, los mejores reportajes que te darán a conocer los lugares inéditos de nuestro planeta.
