Si existe una verdad poco cuestionable, es que a los seres humanos les encanta el misterio. Más aún, si se trata de pueblos fantasmas. Ésta es la historia de la autopista graffiti de Pensilvania, una atracción turística única, cuyo subsuelo arde desde 1962 y que podría continuar así hasta el año 2267, según los expertos.
Corría el año 1962 y los habitantes del pueblo minero de Centralia se preparaban para conmemorar el Día de los Caídos; en honor a los soldados estadounidenses muertos en combate. La ciudad debía estar bien decorada, limpia, y dispuesta a reunir a sus pobladores en la fiesta patria.
No sé sabe exactamente quién, pero alguien propuso que la mejor manera de limpiar un vertedero de unos 90 metros, era quemándolo. ¡Error! Desde aquél día hasta la actualidad, el incendio sigue «con vida». El fuego «se adhirió a una vieja veta de carbón de la mina», explica la web Ripleys.com, «y lentamente se extendió debajo de la ciudad».
Fue el carbón, que una vez llevó la ciudad al apogeo, el que finalmente la condenó. El incidente convirtió al tramo de casi un kilómetro de la Ruta 61, en un pueblo fantasma. Unos 1200 habitantes huyeron de la catástrofe. De esa historia ha emanado una de las grandes atracciones actuales del lugar: la autopista graffiti.
Una autopista graffiti: Lo bueno y lo malo
La autopista fue clausurada en el año 1990, tras determinar su progresivo hundimiento a consecuencia del incendio. «Tenía superficies irregulares y mostraba vapor a través de grietas en el asfalto», según explica el sitio web de la localidad, Centraliapa.org.
No se sabe con exactitud quién fue la primera persona que hizo un graffiti sobre el asfalto de la autopista, pero se cree que comenzaron a aparecer en el año 2000. «Triste y una sensación escalofriante», así la describe un usuario de TripAdvisor. Otro usuario, llamado Justin H, asegura que «vale la pena conocer Centralia al menos una vez».
En la actualidad, la autopista está cubierta casi en su totalidad. Sin embargo, algunos visitantes han dicho que muchos de los graffitis son de baja calidad, e incluso, refieren formas obscenas. En todo caso, quienes la han pintado, más que por arte, lo han hecho para dejar su «huella» en el lugar.
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