Un avión con destino a Chicago ha tenido que regresar a su origen poco después de haber despegado del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Según ha informado la compañía Iberia, que operaba el vuelo, una compuerta de la bodega del avión estaba mal cerrada y la única solución era volver al punto de origen. El avión tuvo que soltar combustible, medida necesaria para este tipo de operaciones. Por ello la aeronave estuvo dando vueltas para realizar esta tarea imprescindible que ha durado casi una hora.
Después de aterrizar se ha comprobado que la compuerta estaba averiada y no se podía cerrar. Los pasajeros aguardaron en el aeropuerto hasta seis horas y acabaron siendo reubicados en otro vuelo. Debido a esta demora algunos perdieron sus conexiones.
Es prácticamente imposible poder abrir las puertas del avión en pleno vuelo, ya que, por la diferencia de presión con el exterior, haría falta una fuerza equivalente a una tonelada de peso para poder levantarla con las manos. Las puertas se ajustan completamente y, durante el vuelo, funcionan como un tapón manteniendo el aire en el interior del aparato.
De manera accidental la puerta se podría abrir en el momento del despegue o del aterrizaje, ya que en ese momento la presión interior y exterior son semejantes. Si este hecho llegase a ocurrir, se produciría un gran ruido de los motores. En el panel de control de la cabina de los pilotos aparecería la indicación de la puerta abierta y el piloto tendría que deshacer el despegue o volver a aterrizar si ya estuviera en el aire, tal y como ha ocurrido en esta ocasión.
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